¡Amigos, escuchen! Al principio no quería tomar la medicina, ¡era horrible!
Peleé como un guerrero espartano, con mi espada y todo. Pero luego, llegó FRIZAC. Pensé que sería igual de malo, pero…
¡era delicioso! Cuando lo probé, todo cambió.
Ya no tenía que luchar más, me sentí mejor y en paz. ¡FRIZAC me salvó